lunes, 11 de abril de 2011

En décimas de segundos II

Después de haber pasado la noche juntos abrazados, por lo que había vivido unas horas antes, llevaron a los padres de Yure al aeropuerto, se iban a Roma, esa ciudad del amor, esa ciudad que tantos turistas visitan día tras día.
Después de una bonita despedida, Antonio y Yure se fueron para casa, ese día era solo para ellos. Se lo merecían después de la noche que habían pasado.

Antonio decidió prepararle algo especial,  a su futura esposa…por eso cogió y se sentó frente a su MAC y se puso a mirar hoteles de lujo donde quería que pasaran el fin de semana, para marcar otro fin de semana más en sus vidas, de esos inolvidables, de esos que se quedan grabados en el corazón a fuego…

Ese día pasaron todo el día juntos, no se separaron ni un instante, comieron juntos, vieron una película romántica abrazados, lloraron con ella, cenaron, empezaron a hacerse cosquillas, a besarse, a acariciar el cuerpo el uno del otro lentamente, mientras notaban como se les ponía la piel de gallina, por esas cosquillas y ese cosquilleo que empezaban a sentir, comenzaron a desnudarse lentamente, primero empezaron por la parte de arriba del pijama, a continuación por los pantalones, estaban juntos en la cama, besándose, abrazándose, hasta que se comenzaron a quitar la ropa interior, y comenzaron hacer el amor…al cabo de unas horas, estaban los dos abrazados en la cama, estaban desnudos, como vinieron al mundo, no querían separarse ni un instante, ni una décima de segundo.

A la mañana siguiente amanecieron juntos abrazamos, mirándose, acariciándose…

-Bueno días princesa- le dijo Antonio con una gran sonrisa en la cara.

-Igualmente cariño.

-¿Cómo ha dormido mi princesa?

-Genial, porque estaba a tú lado.-Antonio sonrió y la besó.

-Te quiero.

-Y yo, y no quiero separarme nunca de tu lado.

-Gracias.

-¿Por qué?

-Por estar a mi lado, por hacerme feliz, como a nadie en este mundo.-Yure sonrió sonrojada por esas palabras y se tapó la cara con las sábanas blancas que cubrían sus cuerpos desnudos.

-No sé qué haría sin ti Antonio.

Estuvieron un buen rato hablando, hasta que Antonio se fue a la ducha, mientras se estaba duchando Yure se entró a duchar con él. Una ducha juntos, una buena forma de empezar el día.

Antonio se tuvo que ir a trabajar, pero lo tenía todo preparado…para darle una gran sorpresa a Yure, el viaje que había planeado estaba todo listo. ¿Le gustará el destino? Pensaba Antonio una y otra vez…

Antonio llegó a la oficina, estuvo allí haciendo tiempo, hasta que llegó la hora de descanso, donde se dirigió a una floristería a comprarle un bonito ramo de rosas a Yure. Que iba a ir acompañado de un sobre, en el cual iba a ir la reserva del gran hotel de lujo “Gran Paraíso” de 5 estrellas. Y una pequeña nota diciendo “Haz tú maleta, la mía ya la tengo, te recojo a las 13:15 Te quiero princesa.”

Cuando Yure vio ese gran ramo de rosas, y esa nota se puso a pegar saltos como loca encima de la cama y a hacer la maleta, no sabía ni que llevarse, solo sabía que no se lo podía imaginar.

Al cabo de unas horas, suena el telefonillo, era Antonio, para que bajara Yure. Esta bajo, y se dirigieron hacia el aeropuerto, iba destino a La isla dorada, donde se encontraba el gran hotel, era una pequeña isla donde se encontraba ese gran hotel de lujo.

Al llegar, vieron todo de arriba abajo, era todo precioso, tenía unas playas, con agua cristalina…un agua cálida, perfecta para un baño con tu pareja, playas solitarias, donde solo estaban ellos dos, a solas, solo acompañados por el mar y una bonita puesta de sol.

Yure hablaba con Antonio, lo miraba, eran muy felices. Antonio disfrutaba del viaje, como nunca.

Al cabo de unas horas se fueron a cenar al restaurante del espectacular hotel, donde se encontraban.

Tuvieron una bonita velada,  hablaban, se miraban, se besaban, no paraban de mirarse de forma muy risueña…

Pasaron varias horas, y llegaba la hora de dormir. Se dirigieron hacia la suite que tenía reservada. Era enorme, y muy bonita, Yure nunca imaginó una habitación así.

Al entrar por la habitación Yure se encontró esta iluminada por luces, la cama, estaba llena de pétalos de rosas, en forma de corazón y las velas marcaban un camino hacia el cuarto de baño desde la cama.

Yure y Antonio entraron en el cuarto de baño, estaba el jacuzzi justo en el punto de meterse, en la temperatura ideal. Había un sobre, que ponía Yure. Ella lo abrió y miró a Antonio.

“Princesa, espero que este gran baño nos relaje y que podamos pasar más viajes como estos, te quiero mi princesa”

Al leer esta pequeña nota, Yure comenzó a besarle, se quitó la ropa y se metió en la bañera. Antonio tampoco lo dudó mucho y entró con ella también. Comenzaron a besarse, a decirse lo mucho que se quería, hasta que lentamente, entre espuma y caricias, comenzaron hacer el amor, esta vez tenía un aroma a AMOR, un aroma a ilusión, felicidad, ternura, cariño, más intenso a otras veces.

El viaje, terminaba, estaban de vuelta en el avión. Estaban recordando cada día que habían pasado en aquella fantástica isla. Que nunca olvidaran aquel fantástico viaje, y sobre todo por una cosa que están por descubrir…

Al llegar a casa, se pusieron a ver las fantásticas fotografías que había hecho y se reían, se lo pasaban como los indios.

Yure que se habían ido de viaje, es tenían que dar una gran noticia, que se casaban.

Cuando se la contaron Fátima la madre de Yure no se lo podía creer, estaba muy emocionada, por la noticia, su hija se casaba, se hacía mayor.

Al cabo de unas semanas iban viendo como los planes de la boda se iban concretando cosas, como por ejemplo el día que se celebraría el 10 de julio de 2012.

Era de noche, Yure llegaba a casa de trabajar, tenía una bonita noticia que decirle a su futuro esposo. Al llegar se cambió de ropa como de costumbre y se sentó al lado del sillón con Antonio, y esta le cogió de la mano. Él se la besó y le sonrió.

-Mi vida, tengo algo que decirte.

-Dime cielo, ¿qué es sobre la boda?

-No, no, de eso no es, todo está bien.

-¿Entonces?

-Es sobre, un tema algo delicado, que no sé  cómo te tomaras.

-Venga dime princesa, me estás asustando.

-Pues nada, que estoy embarazada de dos meses. ¿Recuerdas aquella noche del jacuzzi?

-¿Si? ¡¡¡No me lo puedo creer!!! Si si claro que me acuerdo de ese día. ¿Qué pasa?

-Pues que fue ahí cuando concebimos a nuestro futuro hijo. Seguro que es precioso como tú.

-Ese día fue diferente, había otro aroma, otra pasión…

-Te quiero, gracias por hacerme ser mamá. Ese sueño de toda mujer.

-Gracias a ti, por hacerme el hombre más feliz del mundo. Y por traer a nuestro hijo al mundo.

Se tiraron varias horas hablando de la noticia. Hasta el día siguiente que visitaron a los padres correspondientes para dar la gran noticia…




A veces las cosas vienen sin avisa, hay que tener cuidado por donde se va.