miércoles, 30 de marzo de 2011

En décimas de sengundos...

Suena un chirrío de un coche  de fondo…todo está oscuro, hasta que pasa de repente se escucha como una explosión, cuando Yure lo escuchó se asomó por la ventana, un accidente de coche, un coche que había explotado al chocar contra una rotonda…Yure baja corriendo hacia donde ocurrió el accidente por miedo a que fuera …
Unas horas antes…
Suena el móvil, un mensaje. Yure coge su móvil y miró el mensaje que decía…
“Querida Yure, me gustaría que quedáramos esta tarde para dar una vuelta, me encantó ese finde a tu lado, con esa sonrisa perfecta, esa mirada. Mil besos princesa. Antonio”
Yure mientras leía el mensaje sentía como su corazón se empezaba a acelerar. Porque era aquel chico que la noche anterior estaba a su lado, en una cama, en una casa rural, aquello era  el paraíso, pasó las tres mejores noches de su vida junto a él.
Cada noche antes de irse para la casa que habían alquilado, se daban una gran vuelta por los alrededores, era todo fantástico, parecía que estaban en el paraíso, los dos juntos, disfrutando de cada momento. Siempre quisieron irse de viaje juntos, pero nunca encontraban el momento, para decírselo a sus padres ni para irse ya que no tenían dinero. Pero al fin consiguieron ese sueño, irse juntos a algún lugar.
Cada noche se iban al jardín de la casa, y se tumbaban juntos, a mirar las estrellas, siempre acaban abrazados, dando miles de besos, caricias, miradas y miles de palabras que salían de sus labios, palabras de amor, palabras de jóvenes enamorados con miles de planes juntos…
Cuando se adentraba la noche Antonio siempre cogía a Yure en brazos para llevarla a la habitación como una auténtica princesa. Al dejarla sobre la cama, Yure hacia un gesto de vergüenza mientras se sonrojaba. Antes de irse a dormir Antonio besaba con gran pasión a Yure, y esta le contestaba con un beso aún más apasionado, hasta que notaba como Antonio con su mano recorría todo su cuerpo, desde las rodillas hasta sus cara, rozaba su cuerpo con delicadeza, haciéndole cosquillas por el vientre, Yure notaba como ese cosquilleo comenzaba a surgir por todo su cuerpo, como si fuera la primera vez que dormía junto a él. Al final después de un rato acabaron haciendo el amor, pero esta vez era diferente, se sentía más dentro el uno del otro, sentía como si sus cuerpos fueran solo uno, como si sus almas se unieran de una forma diferente a la de las demás parejas.
A la mañana siguiente, Yure notó como le besaban abrió los ojos, estaba el allí, aquel hombre que le hace ser la reina del universo, aquel príncipe azul de los cuentos de hadas.
Le tenía un romántico desayuno preparado, unas tostadas recién hechas, un zumo natural recién exprimido, un café y una bonita rosa con un sobre al lado. Yure no lo dudó se lanzó a sus brazos y le empezó a besar y a besar, acto seguido cogió la carta y comenzó a leerla.
Querida Yure,
Eres la chica que hizo que mi corazón comenzara a latir, en momentos muy difíciles para mí, eres aquella persona que ocupa mi mente cada instante, cada segundo de cada minuto de mi vida, eres aquella persona que siempre me hizo ver la luz al final del túnel cuando más lo he necesitado, eres aquella princesa que siempre desee encontrar, me costó muchos años de espera para encontrarte, pero la espera mereció la pena, porque te encontré y te hice mía. A noche mientras hacía el amor contigo por mis adentros sentía como nuestras almas se unían y creo que tú también. Gracias por hacerme sentir esto cada día, gracias por hacerme sonreír cada día. Gracias por cada momento a tu lado grabado a fuego en mi corazón, de donde nunca te iras.
Te amo mi vida
Antonio.
Yure cuando terminó de leer esas palabras, solo le salieron estas palabras…
Te amo, nunca te separes de mí por favor, te quiero demasiado como para dejarte escapar.
Después de esas palabras comenzaron a desayunar, al cabo de unas horas Yure cogía el coche, llevaba a Antonio a un lugar que él nunca había visto. Al cabo de una hora llegaron, esa una explanada llena de un gran río, al lado una bonita pradera.
Pasaron allí todo el día, estuvieron haciéndose miles de fotos. Hasta que llegaba la hora de volver a casa, se les hacía de noche y todavía les esperaba un largo viaje de vuelta a casa, el paraíso lo tenía que dejar atrás, pero tenía muy claro que volvería tarde o temprano, ya que lo habían pasado genial.

Después de haber recordado aquel fantástico viaje volvió en sí. Y llamo a Antonio.
-Hola cielo, ¿Qué tal?
-Hola princesa, genial, porque tengo al teléfono a mi princesa.-Yure se sonrojó-
-jajaja que tonto estás, pero me encantas.
-Cielo, quieres que vayamos a dar una vuelta esta noche y a cenar a un restaurante?
-Vale mi vida, genial. Quedamos a las 9.30 ¿vale?
-Vale, genial, me paso a recogerte a las 9.30
-Perfecto, luego nos vemos, te quiero.
-Si, pero yo no te quiero, te amo princesa.
-jajaja, ¡luego nos vemos!
Yure colgó, y no sabía lo que le esperaba esa noche, ni a donde iría a cenar, solo sabía que era a un restaurante.
Pasaron las horas y ya estaba lista, y todo preparado para aquella noche.
Antonio, estaba ultimando los últimos detalles, hasta que llegó la hora de ir a recoger a Yure.
Eran las 9.29 y Antonio la esperaba a que bajase, Yure esta vez fue puntual, iba guapísima con un precioso traje negro con un corte de pico en una de las piernas, le quedaba genial. Antonio al verla sonrió, cuando la vio le dijo: “estas preciosa mi princesa”. Tú también estás muy guapo mi vida, ella le contestó.
Llegaron al restaurante, era aquel que siempre Yure tenía ganas de ir, pero siempre Antonio ponía alguna escusa porque quería guardar ese lugar para una ocasión especial como esta. Yure estaba sorprendida, porque al fin fueron a ese famoso restaurante que tanto deseaba.
La cena se desarrolló con tranquilidad, hasta que Antonio le hace un gesto al camarero, era una señal de que todo comenzaba. Antonio se levantó y se arrodilló delante de Yure, sacó una bonita caja de su bolsillo del traje que llevaba y pronunció las siguientes palabras, mientras de fondo una bonita música romántica de ambiente, por eso aquel gesto al camarero.
-Yure, eres la persona que me hace feliz cada día, por eso quiero pedirte que te cases conmigo, ¿Quieres casarte conmigo?
Yure no se lo pensó dos veces . –Si, si quiero.
Antonio muy nervioso en por ese segundo de espera le puse un bello anillo de compromiso. Acto seguido la besó.
Después de esa bonita velada, llegaba la hora de irse a casa, esa noche no podían pasarla juntos, por diversos motivos. Así que tuvo Antonio que llevar a Yure a su casa. Tuvieron una bonita y romántica despedida.
Yure mientras subía por el ascensor al sexto piso, miraba el anillo con una gran sonrisa en su rostro, ya que quería compartir el resto de su vida con Antonio.
Entró en su casa, se había comenzado a quitar la ropa, hasta que de repente escuchó un fuerte chirrío, estaba todo a oscuras, porque no quería despertar a sus padres, que estaban dormidos. Ya que al día siguiente se iban de viaje, por eso no podía quedarse esa noche con Antonio porque los tenía que llevar al aeropuerto unas horas después.
Cuando Yure escuchó ese gran chirrío, solo pasaba una imagen por su cabeza, Antonio, así que cogió el móvil y comenzó a llamarle, nada no había respuesta, daba apagado, Yure comenzó a llorar mientras bajaba por las escaleras, dirección a donde había ocurrido el accidente, llego a la calle y corrió hacia allí gritando “Antoniooo, no por favor, Antoniooo” De repente ve como un coche está ardiendo, por las llamas…Yure no puede parar de llorar, hasta que ve otro coche cerca, era el de Antonio, al verlo salió a correr, él la vio y corrió hacia ella, ya que había temido por su vida. Al estar el uno cerca del otro comenzaron a mirarse a los ojos a llorar y a besarse, por un momento temieron que nunca más volvería a verse, el coche que se había explotado era de un borracho, que se había tragado la rotonda, pero por suerte antes de que explotara, pudo salir del coche.  Este coche iba dirección al de Antonio, pero por suerte, pego un acelerón y no le dio, sino los dos coches hubieran chocado y podían haber fallecido los dos.  Todo fueron décimas de segundo, ya que podía haber cambiado el resto de sus vidas en décimas de segundo.
Por suerte no fue así y todo seguía su rumbo. Estaban felices de estar juntos, al final esa noche Antonio se quedó en casa de Yure, por miedo a separarse de ella, no quería perderla por nada en la vida.

A veces la vida cambia en décimas de segundo, por eso hay que vivir la vida lo mejor que se pueda, ya que en menos de un segundo todo puede cambiar…

domingo, 20 de marzo de 2011

Las consecuencias de la soledad III


Al cabo de unas semanas…Yure estaba en el hospital, estaba a punto de dar a luz. En unas horas, pudo ver como tenía a Zeus en sus brazos, ella comenzó a llorar ya que no podía aguantar la emoción de tener en sus brazos aquello que era de Antonio y ella, el último recuerdo que podía tener en vida de él.

Yure durante muchos meses estuvo en una gran depresión, es la llamada depresión pros-parto, pero esta se adentró en ella hasta que le hizo caer en la droga… su familia intentaba hacer todo lo posible para que toda aquella pesadilla acabase…porque no podía ver como su hija y su nieto perdían tiempo de su vida, teniendo una mala vida. Ya que Yure apenas quería ver a Zeus, ya que le recordaba a Antonio, porque se parecía mucho a él.

Al cabo de un año, consiguieron convencer a Yure para que entrara en un centro de desintoxicación.  Fue duro todo el proceso pero al final después de todo mereció la pena tanto esfuerzo y superó el tema de las drogas. Cuando salió del centro “por una vida mejor” se dio cuenta de que había desaprovechado todo este tiempo con su hijo, por eso estuvo ahorrando un tiempo para poder irse a Roma, aquella ciudad que tanto le había gustado a Zeus, por verla en sus pelis favoritas.

Estaban los dos super nerviosos, eran las cuatro de la mañana, y estaban saliendo dirección Madrid, aquella ciudad que tanto le gustaba a Yure, llegaron allí a eso de las nueve de la mañana, aprovecharon que el avión salía a las siete de la tarde para visitar varios lugares de Madrid, como la gran vía, Zeus no se la imaginaba con tanta gente, tantas tiendas, y tan grande. Después visitaron algunas tiendas para hacer las últimas compras antes de coger ese avión destino Roma.

Estaban ya en Barajas, el aeropuerto, donde estaban embarcando para ir al aeropuerto de Roma. Durante el viaje, no paraban de hacer fotos, de reír y de ser muy felices madre e hijo.

Al fin llegaron a Roma, se dirigiendo al gran hotel “hotel Gladiatori” que se encontraba al lado del Coliseo, ese gran monumento romano.

Al cabo de unos días por Roma disfrutando de sus maravillosas calles, habían alquilado un coche para poder moverse por aquella ciudad, y no paraba siempre de un lado para otro, eran las vacaciones de su vida…todo iba genial, hasta que de repente Yure se puso a mirar el gran paisaje y se chocó con un gran camión que pasaba a gran velocidad…y no le dio tiempo a frenar…cuando el coche quedó aplastado…

Se podía ver como las almas de los cuerpos salía y se veía a Antonio esperándoles a que fueran a donde estaba él…una vez juntos desaparecieron como si de una estrella fugaz se tratara…

Al cabo de unos segundos…se puso la pantalla en negra donde en el centro se podía leer “THE END” toda la sala se quedó sorprendida, porque habían podido ver como por un amor se podía pasar falta, y se podía cometer errores como el de entrar en la droga, una salida que no era la correcta pero que pudo salir de ella y como cuando todo estaba empezando a ir bien, porque Yure estaba consiguiendo salir adelante con su hijo todo termina por culpa de un trágico accidente…

Fin...

miércoles, 16 de marzo de 2011

Las consecuencias de la soledad II

Yure se levantó y estaba en uno de esos días en los cuales no dejaba de pensar en mil cosas, por su cabeza solo pasaban miles de pensamientos, era un día de esos en el cual solo haces pensar y pensar sin más…


Yure consiguió desconectar y no acordarse de las cosas que le rondaban la cabeza mientras veía una de sus series favoritas…pero cuando acabó de verla todo empezaba de nuevo…comenzaba de nuevo esa cosa que le rondaba la cabeza. Yure intentaba no pensar en aquello porque no era bueno para ella, porque le hacía daño recordar cuando vio a Antonio ahí tirado en el suelo…todo lo volvía a vivir en imágenes, como si lo estuviera viviendo de nuevo pero a cámara rápida. Intenta escribir algún capítulo del libro que está a punto de publicar que se llamará “desde los pensamientos de la locura, la impotencia” es un libro que intenta describir lo que ella está pasando, cuenta su historia, como lo vivió eso de ver como estaba muerto el amor de su vida, Antonio. Escribir le relaja por eso decidió escribir un libro, en el cual cuenta una historia parecida a la suya, pero con otros personaje, pero eso sí siempre recalcando como se sentía y que pasaba por su cabeza en esos instantes que le decía los médicos que había fallecido. Nunca se esperaba una noticia así. Ya que ella pensó que estaba inconsciente o algo así pero nunca se imaginó que estuviera muerto.

Después de varias horas intentado escribir, decidió irse un rato al salón.

Estaba en el salón cuando notó como una corriente de aire frío, notó que algo le rozaba el hombro, hasta que se giró y lo vio, era él, aquella persona que cada día le hacía reír, que cada día sabía que al llegar a casa le recibiría con una gran sonrisa en la cara, aquella persona con la que cada noche dormía abrazada, aquella persona que hacía que su corazón latiera más y más fuerte. Ver allí a su lado su sombra, fue una impresión muy grande para Yure, ya que no se lo esperaba para nada, cuando lo vio no podía parar de llorar y de decirle que no se fuera, que lo necesitaba, que ya nada era lo mismo, que aquella casa sin él estaba vacía, que no sabía cómo vivir sin él, aquella persona con la cual compartió todo, compartió su primer beso, su primera caricia, su primer te quiero, su primera noche con un chico, su primer viaje, su primer suspiro por sentir aquellas mariposas en el estómago, por aquella persona que le hizo ser la chica más especial del mundo, de su mundo, aquel que crearon ellos dos. Mientras ella lloraba Antonio la estaba abrazando, ella lo notaba y no podía parar de llorar y de decirle que le quería que no sabía cómo iba a vivir sin él.

Al cabo de unas horas, Yure recordaba aquel momento y por su mente empezaron a pasar en forma de película miles de momentos con Antonio. Yure estaba en el sillón sentaba, acariciándose la barriga, donde estaba su futuro hijo, lo único que le queda de Antonio y lo que siempre hará que esté en su mente…



Continuará…

domingo, 13 de marzo de 2011

Consecuencias de la soledad.

Las calles están a oscuras, solo está iluminado por la luna, todo está vacío, no hay nadie. Yure se dirige hacia su casa, tiene esa sensación de que alguien le persigue, no deja de mirar de un lado a otro, sin saber si correr, o pararse, lo que sabe es que tiene una extraña sensación, empieza a notar como su corazón se empieza a acelerarse, todo está de una forma extraña, al final consigue llegar a su casa, entra en el portal. Sube por el ascensor, sigue nerviosa, ya que tiene el presentimiento de que algo va a pasar, va entrando poco a poco la llave, entra en su casa y se apoya sobre la puerta mientras suelta un gran suspiro por creer que está a salvo en su casa.


Poco a poco nota que hay algo raro en el ambiente, asi que decide recorrer la casa de arriba a bajo, entra en el salón esta todo como siempre, la cocina, todo igual, hasta que llega a la habitación, ve que Antonio, el amor de su vida está en el suelo tirado, está muerto. Al parecer según le dicen los médicos ha sido un golpe en la cabeza a consecuencia de una caída.

A los dos días siguientes de fallecer es su entierro, Yure no para de llorar, ya que pronto iban a tener un bebé y estaban muy ilusionados.

Pasaron varios meses y Yure cada vez estaba peor se sentía muy sola, un día estaba en casa y notó como algo le tocaba el hombro, cuando miró vio como una sombra, era él, Antonio. Yure comenzó a llorar, Antonio le abrazó, ella lo notaba. Estuvo varios días sin salir de casa, ya que aquello se había causado mucha impresión. Habían pasado ya 6 meses desde el fallecimiento de Antonio, y Yure estaba a punto de dar a luz. Era un niño y al final el nombre que le puso fue el que Antonio quería que era “Zeus”. Al cabo de unas semanas Yure dio a luz, cuando vio a su hijo comenzó a llorar ya que se parecía mucho a el amor de su vida que por una simple caída falleció.

Pasaron varios años y Yure no había un solo día que no recordara a su amor. Al cabo de unos años Yure fue viendo luz al final del túnel, comenzó a disfrutar de su hijo ya que estos años atrás no lo había hecho como debía porque entró en una depresión que le hizo caer en las drogas, hasta que un día se dio cuenta que Antonio no querría eso para ella ni para su hijo y entró en un centro de desintoxicación y al cabo de unos meses estaba fuera, tuvo mucha fuera de voluntad. Para celebrar su salida de la clínica Yure y Zeus se fueron de viaje a Roma, allí alquilaron un coche y por desgracia tuvieron un fatal accidente en el cual volvieron a juntarse la familia en el más haya, donde esperan ser felices juntos...