Suena un chirrío de un coche de fondo…todo está oscuro, hasta que pasa de repente se escucha como una explosión, cuando Yure lo escuchó se asomó por la ventana, un accidente de coche, un coche que había explotado al chocar contra una rotonda…Yure baja corriendo hacia donde ocurrió el accidente por miedo a que fuera …
Unas horas antes…
Suena el móvil, un mensaje. Yure coge su móvil y miró el mensaje que decía…
“Querida Yure, me gustaría que quedáramos esta tarde para dar una vuelta, me encantó ese finde a tu lado, con esa sonrisa perfecta, esa mirada. Mil besos princesa. Antonio”
Yure mientras leía el mensaje sentía como su corazón se empezaba a acelerar. Porque era aquel chico que la noche anterior estaba a su lado, en una cama, en una casa rural, aquello era el paraíso, pasó las tres mejores noches de su vida junto a él.
Cada noche antes de irse para la casa que habían alquilado, se daban una gran vuelta por los alrededores, era todo fantástico, parecía que estaban en el paraíso, los dos juntos, disfrutando de cada momento. Siempre quisieron irse de viaje juntos, pero nunca encontraban el momento, para decírselo a sus padres ni para irse ya que no tenían dinero. Pero al fin consiguieron ese sueño, irse juntos a algún lugar.
Cada noche se iban al jardín de la casa, y se tumbaban juntos, a mirar las estrellas, siempre acaban abrazados, dando miles de besos, caricias, miradas y miles de palabras que salían de sus labios, palabras de amor, palabras de jóvenes enamorados con miles de planes juntos…
Cuando se adentraba la noche Antonio siempre cogía a Yure en brazos para llevarla a la habitación como una auténtica princesa. Al dejarla sobre la cama, Yure hacia un gesto de vergüenza mientras se sonrojaba. Antes de irse a dormir Antonio besaba con gran pasión a Yure, y esta le contestaba con un beso aún más apasionado, hasta que notaba como Antonio con su mano recorría todo su cuerpo, desde las rodillas hasta sus cara, rozaba su cuerpo con delicadeza, haciéndole cosquillas por el vientre, Yure notaba como ese cosquilleo comenzaba a surgir por todo su cuerpo, como si fuera la primera vez que dormía junto a él. Al final después de un rato acabaron haciendo el amor, pero esta vez era diferente, se sentía más dentro el uno del otro, sentía como si sus cuerpos fueran solo uno, como si sus almas se unieran de una forma diferente a la de las demás parejas.
A la mañana siguiente, Yure notó como le besaban abrió los ojos, estaba el allí, aquel hombre que le hace ser la reina del universo, aquel príncipe azul de los cuentos de hadas.
Le tenía un romántico desayuno preparado, unas tostadas recién hechas, un zumo natural recién exprimido, un café y una bonita rosa con un sobre al lado. Yure no lo dudó se lanzó a sus brazos y le empezó a besar y a besar, acto seguido cogió la carta y comenzó a leerla.
Querida Yure,
Eres la chica que hizo que mi corazón comenzara a latir, en momentos muy difíciles para mí, eres aquella persona que ocupa mi mente cada instante, cada segundo de cada minuto de mi vida, eres aquella persona que siempre me hizo ver la luz al final del túnel cuando más lo he necesitado, eres aquella princesa que siempre desee encontrar, me costó muchos años de espera para encontrarte, pero la espera mereció la pena, porque te encontré y te hice mía. A noche mientras hacía el amor contigo por mis adentros sentía como nuestras almas se unían y creo que tú también. Gracias por hacerme sentir esto cada día, gracias por hacerme sonreír cada día. Gracias por cada momento a tu lado grabado a fuego en mi corazón, de donde nunca te iras.
Te amo mi vida
Antonio.
Yure cuando terminó de leer esas palabras, solo le salieron estas palabras…
Te amo, nunca te separes de mí por favor, te quiero demasiado como para dejarte escapar.
Después de esas palabras comenzaron a desayunar, al cabo de unas horas Yure cogía el coche, llevaba a Antonio a un lugar que él nunca había visto. Al cabo de una hora llegaron, esa una explanada llena de un gran río, al lado una bonita pradera.
Pasaron allí todo el día, estuvieron haciéndose miles de fotos. Hasta que llegaba la hora de volver a casa, se les hacía de noche y todavía les esperaba un largo viaje de vuelta a casa, el paraíso lo tenía que dejar atrás, pero tenía muy claro que volvería tarde o temprano, ya que lo habían pasado genial.
Después de haber recordado aquel fantástico viaje volvió en sí. Y llamo a Antonio.
-Hola cielo, ¿Qué tal?
-Hola princesa, genial, porque tengo al teléfono a mi princesa.-Yure se sonrojó-
-jajaja que tonto estás, pero me encantas.
-Cielo, quieres que vayamos a dar una vuelta esta noche y a cenar a un restaurante?
-Vale mi vida, genial. Quedamos a las 9.30 ¿vale?
-Vale, genial, me paso a recogerte a las 9.30
-Perfecto, luego nos vemos, te quiero.
-Si, pero yo no te quiero, te amo princesa.
-jajaja, ¡luego nos vemos!
Yure colgó, y no sabía lo que le esperaba esa noche, ni a donde iría a cenar, solo sabía que era a un restaurante.
Pasaron las horas y ya estaba lista, y todo preparado para aquella noche.
Antonio, estaba ultimando los últimos detalles, hasta que llegó la hora de ir a recoger a Yure.
Eran las 9.29 y Antonio la esperaba a que bajase, Yure esta vez fue puntual, iba guapísima con un precioso traje negro con un corte de pico en una de las piernas, le quedaba genial. Antonio al verla sonrió, cuando la vio le dijo: “estas preciosa mi princesa”. Tú también estás muy guapo mi vida, ella le contestó.
Llegaron al restaurante, era aquel que siempre Yure tenía ganas de ir, pero siempre Antonio ponía alguna escusa porque quería guardar ese lugar para una ocasión especial como esta. Yure estaba sorprendida, porque al fin fueron a ese famoso restaurante que tanto deseaba.
La cena se desarrolló con tranquilidad, hasta que Antonio le hace un gesto al camarero, era una señal de que todo comenzaba. Antonio se levantó y se arrodilló delante de Yure, sacó una bonita caja de su bolsillo del traje que llevaba y pronunció las siguientes palabras, mientras de fondo una bonita música romántica de ambiente, por eso aquel gesto al camarero.
-Yure, eres la persona que me hace feliz cada día, por eso quiero pedirte que te cases conmigo, ¿Quieres casarte conmigo?
Yure no se lo pensó dos veces . –Si, si quiero.
Antonio muy nervioso en por ese segundo de espera le puse un bello anillo de compromiso. Acto seguido la besó.
Después de esa bonita velada, llegaba la hora de irse a casa, esa noche no podían pasarla juntos, por diversos motivos. Así que tuvo Antonio que llevar a Yure a su casa. Tuvieron una bonita y romántica despedida.
Yure mientras subía por el ascensor al sexto piso, miraba el anillo con una gran sonrisa en su rostro, ya que quería compartir el resto de su vida con Antonio.
Entró en su casa, se había comenzado a quitar la ropa, hasta que de repente escuchó un fuerte chirrío, estaba todo a oscuras, porque no quería despertar a sus padres, que estaban dormidos. Ya que al día siguiente se iban de viaje, por eso no podía quedarse esa noche con Antonio porque los tenía que llevar al aeropuerto unas horas después.
Cuando Yure escuchó ese gran chirrío, solo pasaba una imagen por su cabeza, Antonio, así que cogió el móvil y comenzó a llamarle, nada no había respuesta, daba apagado, Yure comenzó a llorar mientras bajaba por las escaleras, dirección a donde había ocurrido el accidente, llego a la calle y corrió hacia allí gritando “Antoniooo, no por favor, Antoniooo” De repente ve como un coche está ardiendo, por las llamas…Yure no puede parar de llorar, hasta que ve otro coche cerca, era el de Antonio, al verlo salió a correr, él la vio y corrió hacia ella, ya que había temido por su vida. Al estar el uno cerca del otro comenzaron a mirarse a los ojos a llorar y a besarse, por un momento temieron que nunca más volvería a verse, el coche que se había explotado era de un borracho, que se había tragado la rotonda, pero por suerte antes de que explotara, pudo salir del coche. Este coche iba dirección al de Antonio, pero por suerte, pego un acelerón y no le dio, sino los dos coches hubieran chocado y podían haber fallecido los dos. Todo fueron décimas de segundo, ya que podía haber cambiado el resto de sus vidas en décimas de segundo.
Por suerte no fue así y todo seguía su rumbo. Estaban felices de estar juntos, al final esa noche Antonio se quedó en casa de Yure, por miedo a separarse de ella, no quería perderla por nada en la vida.
A veces la vida cambia en décimas de segundo, por eso hay que vivir la vida lo mejor que se pueda, ya que en menos de un segundo todo puede cambiar…